Estos días se recuerda con frecuencia la famosa frase que acuñó Margaret Tatcher en 1987: 'There is no such thing as society'. Por supuesto, ahora muchos tratan de utilizar ese “error”de Tatcher para identificar el origen de una serie de problemas que han desembocado en la crisis financiera actual. Pero este recuerdo incorpora un nuevo peligro, el de los que defienden el papel de la sociedad para realmente tratar de desmontar la importancia del individuo. Si algo nos enseña la historia más reciente es que indiviudos y sociedades, e incluso los estados, existen y juegan papeles cruciales para entender (y gobernar) el mundo en que vivimos.
Malcolm Gladwell, una de las estrellas del The New Yorker y gurú de la aplicación de las ciencias sociales a la vida cotidiana, lleva años rondando estas ideas y parece que al fin en su próximo libro, Outliers, hará un planteamiento detallado que explique que aquellos individuos excepcionales, los outliers en términos estadísticos, deben su éxito a sus propias capacidades pero también a una serie de condiciones de su entorno que les han permitido desarrollar su potencial y acumular la experiencia necesaria, para la que Gladwell propone la cifra mágica de 10,000 horas de trabajo. Finalmente, la conjunción de lo individual y lo social.
New York Magazine ha publicado un excelente artículo sobre Gladwell, Geek Pop Star. El artículo es especialmente intersante por que, además de explicar las ideas que Gladwell presentará en su próximo libro, dibuja un perfil de este autor en que no evita ni los puntos de vista de sus más frevientes seguidores (que lo han convertido, y de ahí el título del artículo, en una estrella) ni de sus detractores, que los tiene y muchos.
El trabajo y éxito de Gladwell podría resumirse en la combinación de tres capacidades: 1) la identificación de resultados científicos, especialmente procedentes de la sociología o la psicología, relevantes para entender el funcionamiento de nuestra sociedad; 2) la capacidad de colocar esos resultados científicos, normalmente presentados de un modo árido y aséptico, en un contexto amplio que demuestre sus implicaciones para el diseño de políticas y de la toma de decisiones individuales, y 3) su capacidad de storytelling, convirtiendo la literatura científica en narraciones atractivas para una audiencia no científica (e incluso para la científica que, aunque deba leer sus propios documentos, no suele disfrutar con sus modelos narrativos).
Malcolm Gladwell, una de las estrellas del The New Yorker y gurú de la aplicación de las ciencias sociales a la vida cotidiana, lleva años rondando estas ideas y parece que al fin en su próximo libro, Outliers, hará un planteamiento detallado que explique que aquellos individuos excepcionales, los outliers en términos estadísticos, deben su éxito a sus propias capacidades pero también a una serie de condiciones de su entorno que les han permitido desarrollar su potencial y acumular la experiencia necesaria, para la que Gladwell propone la cifra mágica de 10,000 horas de trabajo. Finalmente, la conjunción de lo individual y lo social.
New York Magazine ha publicado un excelente artículo sobre Gladwell, Geek Pop Star. El artículo es especialmente intersante por que, además de explicar las ideas que Gladwell presentará en su próximo libro, dibuja un perfil de este autor en que no evita ni los puntos de vista de sus más frevientes seguidores (que lo han convertido, y de ahí el título del artículo, en una estrella) ni de sus detractores, que los tiene y muchos.
El trabajo y éxito de Gladwell podría resumirse en la combinación de tres capacidades: 1) la identificación de resultados científicos, especialmente procedentes de la sociología o la psicología, relevantes para entender el funcionamiento de nuestra sociedad; 2) la capacidad de colocar esos resultados científicos, normalmente presentados de un modo árido y aséptico, en un contexto amplio que demuestre sus implicaciones para el diseño de políticas y de la toma de decisiones individuales, y 3) su capacidad de storytelling, convirtiendo la literatura científica en narraciones atractivas para una audiencia no científica (e incluso para la científica que, aunque deba leer sus propios documentos, no suele disfrutar con sus modelos narrativos).
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