Antoni Gutiérrez-Rubí
La comunicación política del año 2008 se ha caracterizado, también, por la visibilidad de complementos y piezas del vestuario que han adquirido gran notoriedad y significación simbólica. Un repaso de las mejores fotografías del año, nos mostrará un “fondo de armario” lleno de sorpresas. El “hábito no hace al monje” dice el dicho y no le falta razón, pero ayuda a reconocerlo. Siempre me ha interesado el lenguaje no verbal y el uso “comunicacional” del vestuario político que ofrece nuevas perspectivas y decodificaciones del significado de los gestos y las acciones. “Somos lo que hacemos cada día. De modo que la excelencia no es un acto, sino un hábito”, decía Aristóteles.
Veamos, hoy, los otros “hábitos”…, de la cabeza a los pies.
Veamos, hoy, los otros “hábitos”…, de la cabeza a los pies.
1. El gorro de Cristina Kirchner
En su visita a Moscú, del pasado 8 de diciembre, el presidente ruso le obsequió con un impresionante gorro que él mismo colocó sobre su cabeza. La presidenta argentina se dejó, mostrando una gran ilusión, y la fotografía refleja varias realidades: vanidad, poder, lujo, exceso y un aroma de machismo flotando en el ambiente…Algunos asesores dicen que lo último que debe hacer un político es ponerse un sombrero. Depende. Aunque este gorro regalado le puede pasar factura.
2. Las “Ray-Ban” de Sarkozy
El año que acaba empezó con el publirreportaje de Sarkozy y Carla Bruni en Petra (Jordania). Las vacaciones de Año Nuevo fueron la presentación pública de la pareja y de su relación. Sarkozy lució un clásico modelo de gafas de la marca Ray-Ban asociadas, por la sobreexplotación publicitaria y cinematográfica de hace ya unas décadas, a la imagen de galán exhibicionista. La obsesión por ofrecer una imagen juvenil (la diferencia de edad -y de estatura- entre ambos es notable) le puede llevar a situaciones forzadas de lecturas no siempre positivas. El photosop no siempre estará ahí, disponible, para corregir el michelín inadecuado.
3. La corbata azul de Obama
El azul es el color de los demócratas norteamericanos. El código simbólico más frecuente (rojo, progresistas; azul, conservadores), tan habitual en Europa, es al revés en los Estados Unidos. Durante la larga campaña de primarias y la elección presidencial, Obama ha apostado por un conjunto sobrio de referencias históricas (Robert Kennedy). Siempre camisas blancas, corbatas lisas de color azul, preferentemente, nudo Windsor y siempre que ha podido desembarazado de la chaqueta para arremangarse las mangas en actitud de trabajo, de proximidad, de vitalidad. Obama (y Michelle) conocen bien la importancia de la moda.
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