Xavier Peytibi hace una buena comparación entre las campñas electores en Estados Unidos y España. Estas son las seis grandes diferencias:
La televisión.
En España, las campañas sólo cuentan para su publicidad con el tiempo que les regala la televisión pública. En EEUU, compran tiempo para emitir anuncios en todo el país. Eso hace que en nuestro país cada partido sólo produzca dos o tres anuncios por campaña. En EEUU, una campaña produce hasta 12 espacios publicitarios en una semana.
Internet.
No sólo sirve para captar donaciones. También como medio publicitario. Según Joe Trippi -el hombre que descubrió la importancia de internet como medio electoral cuando dirigió el fallido intento de Howard Dean para lograr la nominación demócrata en el año 2004-, sólo en el portal YouTube hay 14,5 millones de horas de vídeos en el canal oficial de Barack Obama.
En España, internet apenas ha sido utilizado. En las elecciones de marzo pasado hubo algunos intentos para alentar los debates en blogs, por ejemplo, pero esos esfuerzos ni siquiera alcanzan el nivel de EEUU en las elecciones de 2000, cuando una bien coordinada campaña online de George W. Bush liquidó las esperanzas de John McCain de lograr la nominación republicana.
El profesionalismo.
En España, las campañas las llevan a cabo esencialmente miembros de cada partido. En EEUU, el 80% del personal de las campañas son profesionales de empresas especializadas en este sector. El mismo profesionalismo se aplica a los políticos. Tanto McCain como Obama han estado casi dos años en campaña, y han viajado por todo el país. Eso les ha dado una tremenda disciplina y un conocimiento muy bueno del electorado. En EEUU, un candidato no puede lograr la nominación a la Presidencia con un golpe de mano en un congreso, o siendo designado a dedo por su predecesor. Allí se lo tienen que trabajar, y mucho.
El poco peso del programa electoral.
En EEUU, el «programa, programa, programa» de Julio Anguita es una receta para el desastre. Lo que importa son sus puntos de vista en una serie de cuestiones -normalmente, menos de 20- que preocupan al electorado. El candidato puede ir adaptando sus propuestas en ese sentido a medida que cambia la situación, como ha sucedido por ejemplo con McCain en el caso de la crisis financiera.
El 'microtargeting'.
Los partidos estadounidenses identifican a los votantes casi uno a uno. No sólo saben quién es republicano y quién es demócrata, sino también, por ejemplo, qué republicano es favorable al aborto y partidario de la retirada de Irak, lo que puede hacer que vote por Obama. Esa información se debe a las bases de datos que elaboran empresas especializadas, como la Voter Vault (literalmente La caja fuerte del votante) del Partido Republicano, que aplica 16 variables a cada elector.
El microtargeting permite a cada candidato personalizar su mensaje, como si le hablara directamente a cada votante.
En España, lo más que se ha hecho son modelos de cartas diferenciados (hombre/mujer, etcétera). En nuestro país, además, dadas las limitaciones que impone la Ley de Protección de Datos al uso de información personal, el microtargeting es virtualmente imposible.
El dinero.
Para profesionalizar la campaña, hace falta mucho dinero. Obama ha recaudado hasta la fecha 650 millones de dólares (510 millones de euros) y McCain lleva alrededor de 325 millones de dólares (255 millones de euros), según estimaciones del Times de Londres. A eso hay que sumar el gasto de otras organizaciones -desde sindicatos hasta iglesias- en favor de cada candidato. Obama y McCain pueden haber gastado cada uno, directa o indirectamente, 2.000 millones de dólares (1.570 millones de euros).
Internet.
No sólo sirve para captar donaciones. También como medio publicitario. Según Joe Trippi -el hombre que descubrió la importancia de internet como medio electoral cuando dirigió el fallido intento de Howard Dean para lograr la nominación demócrata en el año 2004-, sólo en el portal YouTube hay 14,5 millones de horas de vídeos en el canal oficial de Barack Obama.
En España, internet apenas ha sido utilizado. En las elecciones de marzo pasado hubo algunos intentos para alentar los debates en blogs, por ejemplo, pero esos esfuerzos ni siquiera alcanzan el nivel de EEUU en las elecciones de 2000, cuando una bien coordinada campaña online de George W. Bush liquidó las esperanzas de John McCain de lograr la nominación republicana.
El profesionalismo.
En España, las campañas las llevan a cabo esencialmente miembros de cada partido. En EEUU, el 80% del personal de las campañas son profesionales de empresas especializadas en este sector. El mismo profesionalismo se aplica a los políticos. Tanto McCain como Obama han estado casi dos años en campaña, y han viajado por todo el país. Eso les ha dado una tremenda disciplina y un conocimiento muy bueno del electorado. En EEUU, un candidato no puede lograr la nominación a la Presidencia con un golpe de mano en un congreso, o siendo designado a dedo por su predecesor. Allí se lo tienen que trabajar, y mucho.
El poco peso del programa electoral.
En EEUU, el «programa, programa, programa» de Julio Anguita es una receta para el desastre. Lo que importa son sus puntos de vista en una serie de cuestiones -normalmente, menos de 20- que preocupan al electorado. El candidato puede ir adaptando sus propuestas en ese sentido a medida que cambia la situación, como ha sucedido por ejemplo con McCain en el caso de la crisis financiera.
El 'microtargeting'.
Los partidos estadounidenses identifican a los votantes casi uno a uno. No sólo saben quién es republicano y quién es demócrata, sino también, por ejemplo, qué republicano es favorable al aborto y partidario de la retirada de Irak, lo que puede hacer que vote por Obama. Esa información se debe a las bases de datos que elaboran empresas especializadas, como la Voter Vault (literalmente La caja fuerte del votante) del Partido Republicano, que aplica 16 variables a cada elector.
El microtargeting permite a cada candidato personalizar su mensaje, como si le hablara directamente a cada votante.
En España, lo más que se ha hecho son modelos de cartas diferenciados (hombre/mujer, etcétera). En nuestro país, además, dadas las limitaciones que impone la Ley de Protección de Datos al uso de información personal, el microtargeting es virtualmente imposible.
El dinero.
Para profesionalizar la campaña, hace falta mucho dinero. Obama ha recaudado hasta la fecha 650 millones de dólares (510 millones de euros) y McCain lleva alrededor de 325 millones de dólares (255 millones de euros), según estimaciones del Times de Londres. A eso hay que sumar el gasto de otras organizaciones -desde sindicatos hasta iglesias- en favor de cada candidato. Obama y McCain pueden haber gastado cada uno, directa o indirectamente, 2.000 millones de dólares (1.570 millones de euros).
No hay comentarios:
Publicar un comentario