jueves, 22 de enero de 2009

La claves del discurso de Obama: métaforas, antítesis e historias

Asegura Luís Arroyo que el discurso de Obama no tenía ni un solo dato, el texto estaba cargado de historias personales y contenía una decena larga de metáforas.
Mucha emoción trasladada con antítesis y en términos extraordinariamente sencillos. Esas son las claves del discurso inaugural del presidente Obama. Las mismas que hacen memorables cientos de discursos desde la antigua Grecia. Es evidente que el presidente quiso trasladar en su primer discurso la responsabilidad y la dificultad del reto con que se encuentra y lo hizo utilizando con maestría los ingredientes de la más eficaz de las retóricas. Aquí dejamos algunos ejemplos:
Metáforas. No menos de una docena: por ejemplo, “olas de prosperidad”, “furiosas tormentas”, “los héroes caídos que yacen en el cementerio nacional de Arlington nos susurran al oído a través de los tiempos”, “en este invierno de nuestras privaciones”, “sorteemos las corrientes heladas y aguantemos las tormentas”…
Antítesis. En media decena de veces (en un discurso de algo menos de 20 minutos), Obama contrapone en la misma frase dos ideas o dos principios: “Hemos preferido la esperanza al miedo, la unidad de propósitos al conflicto y la desavenencia”; “sabed que vuestros pueblos os juzgarán por lo que podáis construir, no por lo que destruís”; “los instrumentos con los que los afrontamos (los desafíos) pueden ser nuevos, pero lo valores de los que depende nuestro éxito – esfuerzo, honradez, valentía, y juego limpio, tolerancia y curiosidad, lealtad y patriotismo – todas esas cosas son antiguas.”
Historias. El más poderoso de los instrumentos de comunicación: historias, no datos fríos ni problemas genéricos, sino historias de gente. Obsérvese la belleza de las siguientes: “Usaremos el sol, el viento y la tierra para alimentar a nuestros automóviles y hacer funcionar nuestras fábricas”. “Es la valentía del bombero al subir una escalera llena de humo pero también la voluntad del progenitor al cuidar a un niño lo que al final decide nuestra suerte.” “A los pueblos de las naciones más pobres: prometemos colaborar con vosotros para que vuestras tierras y granjas prosperen, regadas por aguas limpias; dar de comer a los cuerpos desnutridos y alimentar espíritus hambrientos”. Y por supuesto esas dos historias finales: “Un hombre cuyo padre, hace menos de 60 años, tal vez no habría sido servido en un restaurante ahora está ante vosotros para prestar el juramento más sagrado”. “En el año del nacimiento de América, en el más frío de los meses, un puñado de patriotas se congregaba en torno a la hoguera, a las orillas de un río helado. La capital se había abandonado. El enemigo avanzaba. La nieve estaba manchada de sangre. En el momento en que el desenlace de nuestra revolución era más incierto, el padre de nuestra nación mandó que se leyeran al pueblo estas palabras: ‘Que se diga al mundo del futuros que en el más crudo invierno, cuando sólo la esperanza y la virtud podían sobrevivir, la ciudad y el país, alertados por un peligro común, salieron a afrontarlo’”.
El gráfico, obtenido de DigiZen representa una nube de palabras del discurso, utilizando Wordle.

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