Ha saltado a la palestra una organzación dedicada a poner a cada uno en su sitio, especialmente cuando acude a una manifestación. Se llama Lynce y se dedica a contabilizar, mediante el tratamiento informático de imágenes fijas y en movimiento, asistentes a manifestaciones y otras aglomeraciones humanas. Su puesta de largo la hizo ayer en Madrid, con la manifestación en contra de la reforma del la Ley del Aborto.
Lynce aseguira que se manifestaron exactamente 55.316 personas, cifra muy lejana a la de los 2 millones que dieron los organizadores, los 1,2 de la Comunidad de Madrid e, incluso, muy por debajo de los 250.00 manifestantes de la Policía Municipal, tradicionalmente roñosa al contar manifestantes.
Los datos facilitados por esta empresa tienen un margen de error del 15 por ciento, que podría elevar el número hasta un máximo de 63.300, según sus directivos, debiodo a que parte de la calzada de la calle Alcalá estaba ocupada por gente que al principio sólo observaba a los manifestantes, pero que posteriormente se unió a ellos.
El sistema tecnológico de cómputo de participantes en aglomeraciones con que cuenta Lynce contabiliza "persona a persona" por lo que su resultado "no es una cifra estimativa sino una medición en toda regla", según su director, Juan Manuel Gutiérrez.
La empresa utiliza una tecnología informática basada en la detección y cómputo automático de individualidades, que no tiene nada que ver con el sistema de Gigapan que se utilizó en la toma de posesión de Obama.
En cuanto a la gran diferencia en las cifras de aistentes Gutiérrez afima que "que estamos acostumbrados a cifras que son imposibles porque, por capacidad, esa gente no cabe en ese espacio".
El sistema tecnológico de cómputo de participantes en aglomeraciones con que cuenta Lynce contabiliza "persona a persona" por lo que su resultado "no es una cifra estimativa sino una medición en toda regla", según su director, Juan Manuel Gutiérrez.
La empresa utiliza una tecnología informática basada en la detección y cómputo automático de individualidades, que no tiene nada que ver con el sistema de Gigapan que se utilizó en la toma de posesión de Obama.
En cuanto a la gran diferencia en las cifras de aistentes Gutiérrez afima que "que estamos acostumbrados a cifras que son imposibles porque, por capacidad, esa gente no cabe en ese espacio".
Una cosa está clara y es que Lynce va a crear polémica: a nadie le interesa que le cuenten tan exactamente.
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